En todo proceso de divorcio o separación de una pareja, existe un duelo. Es complejo explicar el caos emocional que viven las personas implicadas. Aflora la montaña rusa de emociones y sentimientos encontrados. Aparece el vacío, mucho dolor y miedo insuperable a sentirse sólo. Hay que empezar desde cero una vida nueva.
Puede acompañarte sensación de fracaso, de no haber sido capaz de mantener a flote una familia o pareja. Ese desgarro interior, que nunca antes hubieras sentido, todo se ve negro, imposible y donde la tristeza te invade. Desorientación y pocos consuelos por más ánimos que te den las personas queridas. Puede a veces generarse un sentimiento de vergüenza y culpa, ocultando la situación a tu entorno.
Desde la experiencia propia y de muchas otras personas, puedo asegurarte que después de todo el proceso de duelo, bien sostenido, con los tiempos adecuados y realizando un buen trabajo interior, hay aprendizaje. Se trata de avanzar, obtener satisfacción, aplicar recursos e implementar relaciones más plenas. Es una situación única para para reflexionar, meditar y sacar conclusiones adecuadas para un cambio de aptitud y paradigma.
Si te resuena alguna o todas las situaciones descritas, puedes ponerte en contacto conmigo y vemos lo que necesitas para acompañarte en el proceso, ahora lo primero eres tú.
“La experiencia no es lo que te sucede, sino lo que haces con lo que te sucede” (Aldous Huxley).